Un certero golpe me elevó en el aire que atravesé en una parábola perfecta. Caí suavemente del otro lado del pastizal. No pude rodar debido a la alta y profusa vegetación. Al reponerme del impacto vi a Juan y a su padre caminar hacia mí desde el otro lado del potrero. Sí, soy una pequeña pelota de golf, podría decirse que de utilería,  fabricada caseramente por las manos amorosas de la abuela de Juan. Mi estructura es de trapo compacto para ser liviana y lo suficientemente plástica para absorber los golpes. Estoy revestida de un tejido de lana.

    Mientras esperaba que me encuentren sentí la fragilidad y la impotencia de quien no puede hacer. El lazo que me unía a Juan se había cortado con el golpe y hasta que me encontrara ya nada teníamos en común. Simplemente como si nunca nos hubiéramos conocido. No pertenecía a nadie.

    Pude  ver nuevamente a Juan recién cuando estaba ya muy cerca agachado sobre el terreno intentando encontrarme. Quise gritar, desesperación infinita, sabiendo que mi destino se jugaba en esos pocos minutos. Durante un rato los vi revisar entre la hierba. Ya su padre se había resignado. Juan continuó  frenéticamente hasta que al final, el rostro entristecido, se reunió con aquél y luego de atravesar los dos el alambrado se marcharon.

    Se fueron con lentitud, como sin ganas, en medio del silencio apenas interrumpido por el murmullo que las pisadas producían en las piedrecillas del camino.

    Hace añares que yazgo en el mismísimo lugar en que caí esa tarde. Sentí todas las estaciones pasar sobre mi repetidamente una y otra vez, me hice vieja y tal vez un poco sabia.

     Dicen algunos que lo han oído, que mientras se alejaban, Juan preguntó a su padre posiblemente anonadado frente a lo definitivo:

– Pa, ¿perder algo es como morir un poco?

– Sí, contestó su padre, mientras sus siluetas se empequeñecían en la soledad de  la tarde veraniega.

Este cuento fue escrito en el taller de»Creatividad y escritura» impartido por la narradora y tallerista de Espacio 2 puntos, Samia Badillo.

Juan Zubizarreta,
Buenos Aires